BIOGRAFÍA:
Robert Doisneau nació el 14 de abril de 1912 en Gentilly y pasó su niñez y adolescencia en un suburbio de París. En 1925 ingresó en una escuela de artes y oficios, "L´école Estienne", donde es formado como grabador y litógrafo. Ya era un oficio en decadencia al que Doisneau consideraba poco creativo. Para compensar esa falta de estímulo, a los 17 años comenzó a realizar sus primeras fotos con una cámara prestada. En ellas ya se evidencia su talento.
Poco después, fue admitido en el Atelier Ullmann, que se dedicaba a la publicidad de productos farmacéuticos. Trabajar como ayudante en el estudio de diseño de André Vigneau, artista surrealista y uno de los exponentes de la vanguardia, es quizás uno de los momentos más importantes del mundo. Según sus palabras: " Aquel estudio era fascinante. Vigneau siempre decía cosas que me asombraban, cosas tan insólitas como 'el teclado de una máquina de escribir es un objeto tan hermoso que todas las cartas de amor deberían escribirse a máquina'. Me hablaba de la Bauhaus, del surrealismo, de las máquinas de habitar de Le Corbusier, del cine soviético..." .
En 1932 hizo el servicio militar y cuando volvió a París, el atelier de Vigneau no pudo contratarlo de nuevo ya que la crisis había golpeado duramente a la industria gráfica. Encontró un empleo en el departamento de publicidad de la fábrica Renault, en Boulogne-Billancourt, donde hasta 1939 trabajó como fotógrafo publicitario. También comenzó su obra personal fotografiando a la industria y a los obreros. Se casó con Pierrette Chaumaison y compró un departamento en Montrouge, donde habría de vivir hasta su muerte, se afilió a la Conféderation Général du Travail (CGT) y se relacionó con el Parti Comuniste Français (al que se afilió en 1947, colaborando en los diarios y revistas: Vie Ouvrière, Regars, L'Humanité).
Tras un breve paso por la agencia Rapho (Rado Photo), al estallar la guerra fue llamado a filas pero con la ocupación de Francia por los nazis, volvió a la vida civil y colaboró con la Resistencia falsificando pasaportes, permisos de trabajo, documentos para judíos, además de registrar la ocupación alemana. En agosto de 1944 documentó la liberación de París.
El período de 1945 a 1960 es sin dudas el de mayor producción fotográfica de Doisneau en el campo del reportaje humanista. Se le reconoce como uno de los grandes reporteros de la escuela francesa de posguerra, que se sustenta en la subjetividad de la mirada y en el tratamiento intimista, honesto y sensible de las cuestiones humanas.
Los fotógrafos de ese entonces (Kertész, Cartier Bresson, Brassaï, Ronis, Boubat) se identificaron con los trabajadores y asumieron un compromiso de izquierdas. Su relación de amistad y trabajo junto a intelectuales como Jacques Prévert, Blaise Cendrars, Robert Giraud, etc., ampliaron su horizonte.Cuando Cartier-Bresson le propuso unirse a Magnum en 1947, Doisneau optó por quedarse en Rapho, la agencia que le había dado la seguridad que él deseaba y que le permitía permanecer en Francia sin tener que andar viajando por el mundo, lo que no era de su agrado.
Durante varios años estuvo vinculado a Vogue haciendo fotos de moda. Sin embargo, no era ese el tipo de trabajo que le gustaba y en 1953 no renovó el contrato con la revista francesa.Los años sesenta, coinciden en señalar los críticos, no fueron buenos para el fotoperiodismo o, al menos, para el reportaje humanista. Doisneau se ganó la vida como fotógrafo comercial y publicitario, pero también experimentó con fotografía periférica y desarrolló una cámara especial para fotografiar objetos cilíndricos o esféricos.
En los últimos diez años de su vida, esto es, desde fines de los setenta y a lo largo de la década del '80, se produjo un resurgimiento del interés del público por el reportaje humanista, por la forma sensible de ver la vida y el estilo de Doisneau, así como de toda una nueve generación de fotógrafos que interpretaban la realidad con aquella poética, comenzó a ser revalorizado." Su obra -íntima, sincera y humanista- le ganó la aclamación mundial y lo convirtió en uno de los artistas más admirados y apreciados de la historia de la fotografía".
OBRA PUBLICADA:
Publicaciones de obra gráfica
OBRA PUBLICADA:
Publicaciones de obra gráfica
La Banlieue de Paris, 1949.
Los parisinos tal como son, 1954.
Instantáneas de París, 1956.
Perros de París, 1956.
Pour que Paris soit, 1956.
Robert Doisneau, 1981.
Filmografía
Películas dirigidas
Les Visitants du Square, 1992
Películas en las que fue director de fotografía
El silencio es oro, 1947. (René Clair)
París 1900, 1947. (Nicole Védrès)
Disparad al pianista, 1960. (Francois Truffau)
Un domingo en el campo, 1984. (Bertrand Tavernier)
Premios y galardones
Premio Kodak, 1947.
Premio Niepce, en 1956 y 1957.
Gran Premnio Nacional de Fotografía en Francia, 1983.
ETAPAS
Inicios:
Comenzó a fotografiar objetos inanimados y pasó en seguida a realizar fotografías de la gente de París. el 25 de septiembre de 1932 L’Excelsior publica su primera fotografía. Trabajando en la fábrica de Renault le hace descubrir el mundo industrial.
En la Segunda Guerra Mundial toma instantáneas del París ocupado por las tropas alemanas y realiza trabajos fotográficos retratando a científicos por encargo.
Desde 1945 colabora con Le Point y se entra a formar parte de la agencia RAPHO.
Primer éxito:
En 1950, la revista Life encarga a la agencia RAPHO un reportaje sobre los amantes de París. De ahí saldrá la serie Besos y su obra más significativa: El beso del hotel de Ville. El trabajo recorre toda Francia y Estados Unidos con gran éxito, y le abre las puertas en el extranjero. En 1951 expone en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Al abandonar Vogue en 1953 su trabajo fotográfico sufrió una crisis en los años sesenta y setenta. En esos años la fotografía sufrió una especia de eclipse. El número de publicaciones y exposiciones mermó y el medio se fue tornando cada vez más comercial y decorativo, con consecuencias funestas para la fotografía de autor. No será hasta 1979 cuando Claude Nori rescate a Doisneau publicando una retrospectiva de su obra en Tres segundos de eternidad. Tras ella, el Centro Nacional de Fotografía Francés edita un volumen de bolsillo con la obra de Doisneau. De este modo el fotógrafo recupero la gloria de antaño y las nuevas generaciones descubrieron su trabajo quedando maravilladas.
Resurgimiento y gloria:
A partir de entonces, exposiciones y distinciones (recibió el Gran Premio Nacional de Fotografía de Francia en 1983) se sucedieron ininterrumpidamente, convirtiendo al fotógrafo más modesto en una estrella de primer orden en los medios. Cine y televisión rivalizaban por tenerlos en sus pantallas. Sus libros, postales y posters se vendían por miles. Sin embargo, el éxito no causó efecto alguno en la naturaleza humilde de Doisneau, quien nunca abandonó la modestia que le ha caracterizado como ‘reportero para fines personales’.
Tras varias incursiones en el mundo del cine, los últimos años de su vida los dedicó a la fotografía, retratando a artistas intérpretes y personajes famosos, y publicando libros con sus fotografías y textos de autores como Cabaña y Daniel Penca, quienes compartían su sentido del humor y su filosofía.
¿Por qué he escogido a este autor?
He elegido hablar sobre Robert Doisneau porque es uno de mis fotógrafos favoritos. Me gustan sus imágenes por el hecho de estar tomadas por el simple hecho de mirar. Como el dijo una vez: “Por supuesto que hice lo que hice deliberadamente. Fue intencionado, pero nunca pretendí crear una obra con mis fotografías, simplemente quería dejar un recuerdo del pequeño mundo que amé”.
Doisneau desentierra tesoros ocultos de un París bohemio, encantador, único. Niños, vendedores ambulantes, carruseles, parejas de enamorados, músicos ambulantes… son retratados de una manera exquisita gracias al toque humorístico que Doisneau imprime a su trabajo. En Montparnasse y Saint-Germain des-Press. Allí fue confeccionando su archivo fotográfico inmortalizando los antros del jazz del subsuelo y a sus asiduos, los cafés de los famosos…
Su serie “Besos”, que incluye “El beso en el Hotel de Ville”, a mi modo de ver es uno de sus mejores trabajos. Estas fotografías, sobre fondos reales, reproducen a la perfección gestos de auténticos amantes. Pese a estar en su gran mayoría preparadas, muestran una gran complicidad con los participantes de este teatro típicamente parisino.
En definitiva, gracias a su trabajo fotográfico, Rober Dioisneau hace que París sea una suerte, la suerte del paseante.
1 comentario:
Hola wenas, decirte que habíamos pensado hacer una cena de fotoperiodismo.
Para saber más: http://www.habraquehacercenadefotoperiodismooque.blogspot.com/
Publicar un comentario